Mi música****

viernes, 19 de junio de 2009

Capítulo 9- Eidrien

-Pero que…-no me dio tiempo a terminar. Él me cogió el brazo y me mordió.
Literalmente, ME MORDIÓ.
Cuando acabó y me miró divertido por mi reacción yo todavía estaba en shock. Mi cerebro se paralizo, no podía procesar la información que mis sentidos le enviaban. Imposible, me decía mi cabeza. Como cuando le das una orden errónea a un ordenador. Simplemente no podía aceptar lo que acababa de pasar.
-Chica, relájate, te va a dar una hemorragia cerebral- me dijo riendose.
-Pero…tu…tu…acabas de…-tartamudeé.
-Es eso a lo que me refería antes, ahora yo soy tu amo, te he marcado como mía.
Me inundó una profunda sensación de indignación. Yo no era ninguna posesión ala que él pudiera dar ordenes a su antojo.
-Si, si lo eres- me respondió.-Observa, te voy a dar una orden y la vas a cumplir.
Antes de que pudiera decirle que se fuera por ahí, dijo:
-Salta.
Lo miré confundida. Sentí que mis músculos se contraían para saltar. ¡¿QUE?! No me lo podía creer, yo no había hecho nada ni decidido nada. Parecía que mi cuerpo tenía mente propia, una que obedecía a Eidrien.
-Para!!- le grité.
-Pararé cuando me dé la gana- me dijo él bruscamente.
Empezó a darse la vuelta para irse.
-¿Qué haces?
Rodó los ojos.
-Creo que es bastante evidente. Me voy a mi casita.
-¿Y yo?, no puedes dejarme aquí afuera, saltando, por encima- le dije con pánico.
-Bueno, vamos a hacer un trato ¿lo aceptas?
-Aceptar qué?, si aún no me has dicho nada.
-Ah..-suspiró- ahí está la gracia, que no sabes que te voy a pedir a cambio.
-Acepto, total podrías ordenarme hacerlo, y entonces yo no obtendría nada a cambio.
-Bien, ahora ya no te puedes rajar, eh?
-¿Qué quieres?
-Que me des un beso. Pero uno de verdad, nada de mejillas.
Tragué ruidosamente.
-Pero…
-Pero nada, ya te lo dije ya no te puedes echar atrás.
Dios!! Que iba a hacer ahora???
Tendría que besarle. Tampoco es que fuese una tortura, por que el estaba buenísimo. Pero aún así.
No lo pienses Fany, sólo hazlo, me aconsejé.
Me incliné hacia él y posé mis labios contra los suyos. Me parecía que todo iba a cámara lenta.
Lo primero que sentí fueron unos labios increíblemente suaves y carnosos. Después un delicioso sabor a frutas del bosque.
No sé cuanto tiempo pasó. Lo único que sabía es que cuando el beso se acabó, yo quería más.
Fany, reacciona, te ha chantajeado, te ha convertido en una especie de esclava y después tu quieres besarle. Pero eres tonta!!
¿Qué pasa conmigo?
-Contigo no pasa nada. Es que soy demasiado irresistible, no te culpes.
-Bueno, una cosa está clara, tienes ego para dar y tomar.
-Cuidadito con lo que dices, pequeña, no te olvides de que soy tu amo y señor.
Y una mierda.
-No digas palabrotas querida.
-No leas mi mente.- le repliqué.
-No puedo evitarlo, es muy interesante y divertido escuchar tus pensamientos.
-¿Y eso por que?
-Ya sabes, la mayoría de las chicas humanas ahora estarían dando grititos, llorando y suplicando por su vida. Probablemente no las aguantaría más de una hora. Pero mírate, completamente tranquila, y diciéndome que me valla a la mierda. Me gustan las experiencias nuevas- rió entre dientes.
-Ya, bueno, siempre fui así, muy impulsiva y lanzada. De hecho demasiado lanzada para mi propia seguridad.
-Eso es verdad. Pero, una cosa, como llegaste a parar a casa de Alex?
-Creí que podías leer mi mente.-le dije presuntuosamente.
-Y así es, pero todavía no has pensado en eso, así que enséñamelo- me lo había pedido amablemente, pero yo sabía que era una orden.
-Bueno, era un reto, la verdad. Ya sabes lo típico de que alguien te dice:”Apuesto a que no puedes hacer esto” entonces tu te picas y dices que si puedes y bueno…
-Así que alguien te dijo que no eras capaz de entrar en la mansión.
-Esencialmente, sí.- cuando recordé aquellos momentos que ahora me parecían muy lejanos, a pesar de que solo habían pasado unos días, me acordé de la muerte de María, de su asesinato mejor dicho.
Sentí como una mano invisible me apretaba el corazón. Un profundo dolor me inundó y casi me pongo a llorar allí mismo.
Dios, había estado tan ocupada con todo el rollo vampiros, que no había tenido tiempo de llorar por ella. Algunas personas lloran y gritan, otras se guardan el dolor en su corazón, otros se hacen cortes para liberarse de la suciedad de su alma. Pues bien, yo combatía la angustia y la muerte encerrándome en mi habitación, cogiendo mi mp4 y poniendo música a todo volumen, y así no poder pensar. Claro que a veces la música no era suficiente. En esos casos llamaba a Irene y me ponía a llorar como un bebe sobre su vestido.
Tuve que morderme el labio para no gritar que era injusto que eso debería de haber sido para mi, que ella no tenían que ver. Quise gritarle a Dios: “Aquí estoy, cógeme a mi y devuelve a María”
-Lo siento- dijo muy serio.- Creo que he tocado fibras sensibles.
-Una cosa, podrías decirme quién fue el que puso el veneno en mi zumo.
-No sabría decirte exactamente, pero era uno de los renegados seguro. Creo que Alex ya te ha hablado de ellos, pero voy a recordártelo. Hay algunos de nosotros que quieren lo típico de dominar el mundo, ya sabes. Esos son muy pocos, hasta ahora estaban atacando sin ton ni son. Pero este ataque nos indica que están empezando a organizarse. Por ejemplo, saben que no pueden atacar a Alex, por eso tratan de matar a todo lo que está alrededor de él.
-Ah…
No sabía que decir.
-Pues no digas nada, de momento solo pasa, que ya es hora de cenar.
-De acuerdo.-ahora mismo la idea de comer era muy atrayente.
-Je, je, que educación la mía que no te he ofrecido que pasaras a dentro.
Su casa era parecida a la de Alex pero, si era posible, con más tecnología y más grande.
Eidrien me condujo a una mesa redonda, con dos sillas.
-Mh…no se supone que alguien tiene que cocinar, no sé..- dije cuando se sentó en una silla y esperó.
Él me miró divertido.
-¿Qué?
-Fany, Fany, no te he dicho que tenemos más tecnología de la que vosotros podéis soñar.
Cuando estaba a punto de decirle que no alardeara tanto una voz me interrumpió.
-Buenas noches, señor, ¿qué quiere para cenar en esta noche tan bonita?- la voz era robótica, pero no estridente, sino melodiosa.
-¿Eso es un robot?
-Observa y verás.
Unos brazos de metal salieron de los paredes con dos platos llenos de comida enganchados.
Me quedé mirando con la boca abierta como estos los depositaban en la mesa y Eidrien empezaba a comer.
-Pero, no te quedes ahí, ven.
-Es que estoy totalmente flipada.
Me senté y empecé a comer. Por el rabillo del ojo vi a aquel chico arrogante que me había capturado.
Quizás al final no sería tan malo estar con él.
Él debió haberme oído, por que me dirigió una sonrisa que derretiría un iceberg.

No hay comentarios:

Publicar un comentario