Mi música****

jueves, 4 de junio de 2009

Capítulo 7- Extraños recuerdos

Capítulo 7-Recuerdos
Aquella cara, que ahora veía con horror, me había perseguido durante años en sueños y pesadillas. Porque era exactamente eso, mi salvador y mi verdugo a la vez.
Reviví la primera vez que vi a aquel chico.
Yo tenía alrededor de 15 años y estaba de excursión en la playa. Como ya he reiterado numerosas veces, tengo un ansia aventurera y una curiosidad que, a veces, me hacen llevar a cabo mis más macabras fantasías y locuras (como cuando vine a la mansión).
Y bueno, el caso era que se me había ocurrido que yo y Irene podríamos escaparnos y pasear por las rocas, a las que los profesores nos tenían prohibido ir porque el acantilado era, auque bajo, muy escarpado y empinado.
Irene, cómo siempre, se mostró un poco reacia a acompañarme. Pero cuando le dije que si lo hacía por mi le conseguiría una cita con Michael, el chico que le gustaba, aceptó. De hecho, Michael es su actual novio, y siempre me ha agradecido por esa primera cita que le conseguí.
No me voy a andar por las ramas más tiempo, os voy a contar cómo empezó todo.
Nos escabullimos cuando nuestros tutores entraron en un café para comprar unos helados y demás. Aprovechamos bien esos minutos y, sin que nadie se diera cuenta, con Eric cubriéndonos las espaldas, nos dirigimos corriendo a las rocas.
Una vez que llegamos nos quedamos anonadadas. Era precioso, con nada más que el ruido de las olas chocando contra la piedra y una brisa costera alborotando nuestros cabellos.
No podría decir cuanto tiempo nos quedamos observando el paisaje, pero cuando Eric nos llamó para que volviéramos nos parecía que sólo habían pasado unos segundos. Lo que el sol apunto de ponerse contrariaba.
-Fany, vamos, que se van a dar cuenta de que no estamos- me apremió mi amiga.
-Vete yendo tú, yo quiero seguir aquí un poco más.
-No, Fany, no puedes.
-Claro que puedo, además no te pongas melodramática que sólo van a ser dos
minutos- dije al ver la cara de tragedia que ponía Irene.
-Vale, pero como te pase algo no me digas que no te lo advertí.-y se fue.
Me agaché y me senté en el borde del acantilado, ya lo sé estaba ( y sigo
estando) loca. Todo parecía tan mágico, tan de fantasía, tan de cuento, era
perfecto. Suspiré, cerré los ojos, me acosté y me dejé llevar por el hechizo
de aquel sitio.
Abrí los ojos al oír un ruido. Pero lo que yo no sabía era que la imagen que estaba a punto de ver me perseguiría día y noche. Un chico muy hermoso estaba parado frente a mí. Y tenía colmillos. Parpadeé y ya no estaba.
Aquel día no pude dormir, ni el siguiente, ni el siguiente.
Aún hoy me preguntaba si a lo mejor me había quedado dormida y aquello fuera un sueño. Pero esto lo demostraba, el chico de la pantalla era el mismo.
Y es que en el fondo, muy en el fondo, yo siempre supe que aquello había sido real, y que algún día volvería a buscarme. El día había llegado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario