Mi música****

lunes, 18 de mayo de 2009

Capítulo 1- El reto

Por fin, pensó Fany cuando tocó el último timbre del año.
¡Hoy se acababan las clases!
Se acabaron los deberes, los exámenes, los irritantes profesores,…
Y empezaba el verano, la playa, la piscina, las salidas con amigos hasta altas horas de la noche,… ¡y mi 17 cumpleaños!
Para el último aún faltaba un mes, específicamente cumplía el 16 de Agosto. Posiblemente este año haría una fiesta en la playa, o algo así…
-¡Fany!- me gritó la voz de mi mejor amiga.
La miré, Irene era alta, delgada, con un pelo negro que le caía en cascada hasta la cintura y una piel bronceada por horas y horas de Sol.
-¿Qué pasa?- pregunté desconcertada por su entusiasmo.
-Erik ya va a anunciar el último reto de este año- dijo.
-¡Claro! Se me había olvidado por completo..
-Que cabeza, pero venga, vamos, que no podemos empezar sin la ganadora de todos los años.
Era verdad, llevaba en este colegio desde los cinco años y nunca nadie me había ganado, recordaba un año que me había tenido que comer una lombriz, buagh…, pero me la había comido.
-Vamos- acordé.
Cuando llegamos al patio estaban todos alrededor de Erik, esperando que anunciara el reto.
La cosa funcinaba así, primero, el ganador del año anterior hacía o no el reto, si lo hacía los otros candidatos hacían otro reto (quien ganara era el segundo, y así sucesivamente) si el ganador del año anterior se negaba, dejaba vacante su puesto y los otros aspiraban a él.
-Bueno, aquí está nuestra Fany- anunció.-Este año tendrá que ir a la mansión de las afueras del pueblo sin ningún acompañante. Como prueba tendrás que traer un objeto representativo de la casa.¿Lo aceptas?
-Sí- yo no lo dudé. Había muchas leyendas sobre esa mansión, algunas decían que estaba embrujada, otras que había seres mitológicos viviendo allí,… ; pero eran sólo eso, viejas historias para asustar a los niños.
-Bien- asintió él.-Irás esta tarde y mañana nos traerás el objeto.
-De acuerdo- dije y me di la vuelta para encaminarme hacía mi casa, mientras mis compañeros gritaban: Fany, Fany,..
Cuando llegué a casa, mi madre ya estaba preparando la comida.
-Ya era hora- me dijo por todo saludo. Miré el reloj, solo pasaban 15 minutos de la hora en la que normalmente estaba en casa.
-Lo siento- me disculpé- Pero, ya sabes, me entretuve con lo del último reto del año.
-Que, ¿este año también lo vas a hacer?
-Sí.
-Está bien, ¿cual es la locura?
-Solo tengo que ir a aquella mansión, ya sabes cual,…
-Esa- replicó, interrumpiéndome.
-Si, esa.
-Y supongo que aceptaste, ¿no?
-Claro que sí.
-Bueno, pues si que eres valiente.-me dijo, mientras me servía el plato de huevos con arroz y se sentaba a mi lado.
-No es nada.
Comí poco, la verdad es que estaba llena de adrenalina por lo de esta tarde.
Me fui a mi habitación y me miré en el espejo.
Lo que vi fue una chica rubia platino, alta y escultural. Algunas podrían envidiarme, pero a mí no me gustaba, yo era una aventurera, de nada me valía esa piel fina que con tanta facilidad se marcaba, ni ese pelo que me llevaba horas peinarlo para que quedase liso.
Había empezado con clases de artes marciales hará unos tres años, ahora era toda una maestra.
El timbre del teléfono sonó y me di la vuelta para cogerlo.
-¿Si?- pregunté.
- Fany, soy yo- dijo Irene.-Mi padre me dejó la moto para que te pueda llevar a la mansión.
-Oh- dije sin mucho entusiasmo, era más emocionante si nadie te llevaba, pero era inútil tratar de discutir con Irene.
-Bueno, entonces paso a recogerte a eso de las 7, ¿vale?
-Ok, chao
-Chao- se despidió.
Coloqué el teléfono en su sitio y me eché en el puf.
Tenía 3 horas por delante, ¿Qué hacía?
Cogí un papel y apunté:
3:00 - 4:00. Hacer deberes
4:00 – 5:00. Buscar leyendas sobre la mansión.
5:00 – 6:00. Hacer ejercicio.
6:00 – 6:30. Descansar.
6:30 – 7:00. Prepararse para el reto.
Como había planeado los deberes me llevaron una hora.
Cogí el portátil y puse: leyendas sobre la mansión de Catervile.
Entré en un blog de un alumno del colegio.
Decía que la leyenda más popular era la del lobishome, una historia muy arraigada en Galicia.
Que ironía, pensé, mis abuelos eran gallegos.
La leyenda trataba de que un hombre, que por ser maldecido o por ser el séptimo hijo de un matrimonio, se transformaba en lobo. Sus víctimas eran, principalmente, mujeres.
No pude reprimir un escalofrío.
-No son más que tonterías- me dije en alto.Intenté leer un poco, pero aún estaba inquieta, por lo que me puse a correr y a hacer estiramientos.

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